Cuando en 2005 la UNESCO declaró el centro histórico de Cienfuegos Patrimonio de la Humanidad, tuvo en cuenta numerosas razones. Pero una de las que tuvo más peso fue que la ciudad era el primer y más “notable ejemplo de conjunto arquitectónico y urbanístico en el que se plasmaron las nuevas ideas de modernidad, higiene y urbanismo surgidas en América Latina en el siglo XIX”.
Cienfuegos es una ciudad de estilo neoclásico distinta a todas las demás de Cuba y América. Ello en parte se debe a su tardía fundación (1819) por colonos franceses, cuando Cuba se hallaba todavía bajo la dominación española. En su declaratoria, la UNESCO destaca que su arquitectura, neoclásica en un principio, evolucionó hacia formas más eclécticas sin que por ello el paisaje urbano perdiera nunca su armonía de conjunto, y señala entre sus edificios más notables el Palacio de Gobierno, el Colegio San Lorenzo, el Obispado y el Palacio Ferrer, y entre las joyas de estilo neoclásico del siglo XIX el Teatro Tomás Terry, el Casino Español, la Taberna Palatino (o el Palacio Blanco), la Casa Leones, la casa-almacén del comerciante español José García del Noceda, el edificio de la Aduana y el hotel «La Unión» -donde se hospedaron figuras como la mítica bailarina Ana Pavlova o el Capitán General Arsenio Martínez Campos, una instalación legendaria en Cienfuegos, que en estos momentos rehabilita y administra Meliá-.
Pero junto a la riqueza patrimonial de sus construcciones, está la historia, la cultura y las singulares tradiciones y leyendas cienfuegueras, muchas de las cuales datan de antes de la conquista española. En las aguas de la fabulosa bahía de Jagua, que baña la ciudad, existía el cacicazgo siboney de igual nombre, donde el origen del hombre fue fabulado en la famosa leyenda de Guanaroca, que nos cuenta como de las lágrimas de la primera mujer siboney ante la pérdida de su hijo nacieron los ríos, los peces y los cayos que forman hoy la bahía cienfueguera.
A este lugar llegaron a comienzos del siglo XVI el Adelantado Diego de Velázquez y sus hombres, y de aquí salieron los conquistadores en 1514 a fundar las villas de Trinidad y Sancti Spíritus y, un día de la Asunción, Fray Bartolomé de las Casas a pronunciar su famoso sermón del arrepentimiento, después del cual regresó a España y dedicó su vida a defender los derechos de los indios. En 1745, mucho antes de la fundación de la ciudad -toda una rareza-, Cienfuegos tuvo una fortaleza defensiva, la de Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, y no cualquier baluarte, sino el tercero en importancia de la isla, tras la fortaleza de los Tres Reyes Magos del Morro La Habana y del castillo de San Pedro de la Roca Santiago de Cuba.
Cienfuegos es la única ciudad del país que tiene un arco de Triunfo, en su teatro Terry cantaron figuras como Caruso, en sus campos de batalla durante la guerra de independencia cayeron figuras como el oficial mambí Henry Reeve, por su procedencia norteamericana apodado el Inglesito, y también en tierras cienfuegueras comenzó su carrera el más grande cantante cubano, el Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, creador de inolvidables sones y letras inmortales como aquella que dice “Cienfuegos la ciudad que más me gusta a mí”.
Desde enero de 2018 Cienfuegos se ha convertido en uno de los nuevos destinos estrella de Meliá en Cuba. En la Perla del Sur gestionaremos y rehabilitares tres establecimientos que son joyas de la arquitectura cubana, el hotel La Unión, el San Carlos y el Jagua, primera instalación turística inaugurada después de 1959. Con este post iniciamos una serie de trabajos sobre esta fantástica ciudad monumento que deslumbra hoy a todos los que la visitan.