Según la hora del día las aguas de Cayo Santa María son azul turquesa, o verde esmeralda, o también de un inquietante color gris bromo al amanecer. Bañarse en cualquiera de sus playas es un lujo de los grandes, no por gusto este islote de 13,5 kilómetros de longitud es Reserva de la Biosfera y debido a su belleza es conocido como la Rosa Blanca del archipiélago de los Jardines del Rey. En Cayo Santa María no hay uno sino diversos arenales, todos paradisíacos: está Playa Las Caletas, Playa La Colorada y Playa Perla Blanca, y en su extremo más oriental Playa Los Delfines y Playa Gaviota. Aunque Playa Cañón, al oeste, y Playa La Estrella, en el centro, destacan entre las más espectaculares, y en ellas se ubican tres emblemáticos y cómodos hoteles Meliá especialmente concebidos para familias.
Son el Meliá Las Dunas, el Meliá Cayo Santa María y el Sol Cayo Santa María, el primero de todos los construido en este lugar privilegiado por la naturaleza (en 2001), poco después de terminarse el pedraplén Caibarién-Cayo Santa María (de 48 kilómetros de extensión y con 46 puentes) que surca la bahía de Buenavista y conecta el cayo y los islotes de Las Brujas y Ensenacho con la isla grande.
Cada uno de estos resorts tienen su propia personalidad y categoría, pero el denominador común de todos ellos es su respeto absoluto a la naturaleza. Diseñados con muchas áreas verdes, piscinas y pequeñas construcciones de dos plantas para integrarse al paisaje de manglares y dunas de forma delicada, los tres establecimientos están concebidos como pequeños pueblos y en ellos los niños y las parejas son protagonistas.
El más grande es el Meliá Las Dunas, de cinco estrellas, con 925 habitaciones, cuatro piscinas de agua dulce y zonas separadas para parejas y familias con el objetivo de preservar su independencia. Construido en 2006, Las Dunas ostenta varios records, empezando por ser el Meliá -de los 28 de Cuba- donde más bodas se celebran. El año pasado fueron más de 250, y coincidir con una de ellas en la playa es todo un espectáculo: con el mar de fondo por altar, los pies desnudos y vestidos los novios con ropas blancas como la arena de Cayo Santa María, la ceremonia a veces se extiende y disuelve entre los bañistas y hasta las gaviotas y cormoranes que pescan en la playa al caer la tarde participan, a lo que hay que agregar la magia de la puesta de sol en este cayo. El equipo que se ocupa de estos menesteres lo prepara todo para que la experiencia sea algo difícil de igualar: desayunos y cenas románticas, descubiertas inolvidables a la orilla del mar y sorpresas y mil detalles con la naturaleza como madrina de honor.
Otra marca difícil de igualar del Meliá Las Dunas es el alto índice de fidelidad de muchos de sus huéspedes, empezando por John, un canadiense muy disfrutón que ha se ha hospedado ya 43 veces en el hotel desde que fue inaugurado hace 11 años. Igual que Tina (34 estancias), lo que más valoran los veteranos es la versatilidad y prestaciones de este establecimiento, que combina con pesa de joyero paz y naturaleza salvaje con diversión, excursiones y actividades lúdicas para quien así lo desee. Los padres con niños lo tienen todo a favor: probablemente no hay otro país en el mundo en que los pequeños sean tan mimados y queridos, y esta cercanía tan auténtica y de agradecer de los empleados, da igual el puesto que ocupen, se combina con una formidable oferta para que niños y mayores lo pasen bien y se sientan aún mejor.
Con el mar de Cayo Santa María de sofá, o en cualquier recoveco del hotel, si quieres tranquilidad y relax en familia la tienes en abundancia, y si pretendes olvidarte de los críos a ratos también puedes (tanto en el Melia Las Dunas como en el Sol Cayo Santa María y en el Meliá Cayo Santa María existen buenos kids club con áreas de juego y excelentes monitores que las atienden). Tardes y noches son amenizadas por espectáculos, conciertos y clases de baile (también durante el día en las piscinas) para quien además de sosiego busque dosis de movimiento.
Con la misma filosofía pero todavía con más paz, pues son hoteles más pequeños, en Playa Cañón se levantan el Sol Cayo Santa María (cuatro estrellas, 300 habitaciones) y el Meliá Cayo Santa María (cinco estrellas, 356 habitaciones). El Sol fue el primero construido en el cayo y se nota. Los jardines, las palmeras y la vegetación plantada está bien arraigada y su excelente relación calidad-precio es un aliciente en esta playa privilegiada de la cayería de La Herradura.
El Meliá Cayo Santa María es una joya en la Rosa Blanca de los Jardines del Rey. El confort de sus habitaciones, unido al silencio, el buen hacer de sus empleados y la elegancia de su ‘pueblo’, hacen de este resort un paraíso para las familias que buscan relax y comodidad en un paraje muy exclusivo . A media tarde, un masaje en pareja en el SPA del Meliá Cayo Santa María es un regalo para los sentidos. Los hay para niños, con linimentos de chocolate, y para adultos con diversas fragancias; abandonarse en la camilla y poner después la mente en blanco, ya en la arena, cuando se levanta el viento y las aguas han cambiado de color a verde esmeralda, es un placer inconmensurable.