No falla. Cuando el viajero llega por primera a Cuba y visita La Habana, queda sorprendido por la extraordinaria belleza arquitectónica de la capital. Pese a la situación de deterioro de muchos de sus edificios –los arquitectos cubanos han creado la categoría de ‘estática milagrosa’ para explicar porqué algunos de ellos siguen en pie-, la capital cubana fascina al turista y ello se debe en gran medida a que uno de los grandes alicientes de La Habana es que no es una sola: hay muchas Habanas.
La más conocida y mejor conservada es La Habana colonial, la de las cinco grandes plazas -la de Armas, la de San Francisco, la Vieja, la de la Catedral y la del Cristo-, la ciudad de los baluartes militares de La Fuerza y La Cabaña y de la calle del Obispo que usted no puede dejar de visitar. Pero más allá de este centro histórico existe una fabulosa Habana ecléctica, y una Habana déco, y también una Habana moderna, de los años cincuenta, todas ellas de gran interés.
Está además la ciudad de las columnas, La Habana de las grandes calzadas -la del Cerro, la de Monte, la de Infanta-, cuajadas de soportales que serpentean en todas direcciones protegiendo al paseante de la lluvia y el sol. Y también La Habana señorial de El Vedado, dividida y subdividida en cuadrículas regulares y lotes independientes, o La Habana exclusiva de las residencias de la Quinta Avenida, o la marinera de Regla y Casa Blanca.
Descubrir en grandes avenidas y recónditas callejuelas esas fabulosas habanas ocultas de impresionante arquitectura e historias singulares, puede ser para el visitante un buen modo de iniciarse en la gran aventura de Cuba. El camino puede empezar en la Maqueta de La Habana (calle 28, entre 1ª y 3ª, Miramar), un impresionante modelo de 22 metros de largo por 8 de ancho en el que esta reproducido cada edificio, cada monumento y cada plaza de la ciudad. En diferentes colores esta lo diseñado y construido en cada etapa (la colonia, la república y la revolución), y admirando esta maqueta a vuelo de pájaro es como se obtiene la auténtica dimensión del valioso fondo arquitectónico de diversos periodos y estilos que posee La Habana, el cual milagrosamente sobrevivió a la especulación inmobiliaria y al desarrollismo al quedar la capital cubana prácticamente congelada en el tiempo al final de los años cincuenta.
Destacan en esta increíble maqueta la fortaleza de la Cabaña, el Capitolio, las escuelas de arte de Cubanacan y también el emblemático hotel Tryp Habana Libre, antiguo Habana Hilton, tomado en enero de 1959 como puesto de mando por Fidel Castro para guiar los primeros pasos de la revolución desde la suite Catalana del piso 23. Pocos saben que aquí funcionó la primera embajada rusa de Cuba o que el hotel no fue construido por el señor Hilton sino con los fondos del Sindicato Cubano de los Trabajadores de la Gastronomía. Aquí se hospedaron figuras como Elizabeth Taylor o Sarita Montiel No deje de subir al último piso, donde funciona una sala de fiestas y un restaurante, con las mejores vistas al pasado y al presente de Cuba.