Traer la historia de una forma lúdica, de la mano de la cerveza, considerada una de las bebidas más añejas de las que se tiene noticia. Si usted planea pasar seis días de diversión entre el 25 y el 30 de septiembre con la adrenalina al límite, como si de inscribirse en unos Juegos Olímpicos se tratase, no se lo piense más. Simplemente reserve el Meliá Las Antillas y no permita que nadie se lo cuente, viva una experiencia única de nombre OktoberFest en este hotel todo incluido cuatro estrellas de 350 habitaciones.
El leit motive o pie forzado ideal para su cruzada, será la cerveza, posiblemente una de las bebidas más añejas y que mayor número de adeptos reúna a lo largo de la geografía universal.
Tras las Huellas de la Historia
Los primeros datos o referentes que se tienen de su fabricación, los hallamos entre los años 10 000 y 6 000 antes de Cristo. Desarrollada por los antiguos pueblos elamitas, egipcios y sumerios, las cervezas primitivas eran más densas que las actuales, similares al actual pombe africano. Según la receta más antigua conocida, el Papiro de Zósimo de Panópolis (siglo III), los egipcios elaboraban la cerveza a partir de panes de cebada poco cocidos que dejaban fermentar en agua. Su cerveza fue conocida como zythum, que es palabra griega, pero en una fase más tardía. Antiguamente en Oriente se usaba arroz y también bambú. Del bambú, lo mismo que de la caña de azúcar, lo que se fermenta es su savia; pero no su fruto.
Luego de este panorama histórico amigo mío, y tras conocer que en Cuba existen cerca de 17 marcas de cervezas registradas, les abrimos los brazos para juntos largar en esta aventura sui géneris.
El Antillas Beer Fest
No más usted ponga un pie en el umbral del Meliá Las Antillas, el ambiente festivo lo embriagará. Música en vivo bien seleccionada devendrá el componente para amenizar el opening party, tras el cual usted y todos los otros visitantes inscritos conocerán el programa del Festival, marcarán el uno-dos-tres de la salsa cubana en un bailable y sin mucho tiempo para pensar o reponerse sellará esa primera noche con una cena de gala.
Esa apertura será apenas un entrante para ir carburando sus hormonas, papilas gustativas y gen de la osadía. A la mañana siguiente el segundo acto le deparará la Fiesta Olímpica, jornada plagada de juegos de participación con matiz competitivo, para honrar al Barón Pierre de Coubertin, y al Dios de la cerveza, si en definitiva este último existe. Certamen de voleibol de playa, torneo de dardos locos, el tiro a la cerveza, clases de baile, tesoro escondido, tronco con clavos y tiro de anillas a botellas de cerveza, mantendrán su agenda cargada hasta que sus fuerzas y papilas gustativas le indiquen que llegó el turno de la Gran Fiesta en la piscina.
No dude de que el olimpismo cerveza en mano hará que termine su jornada con muestra de agotamiento, pero con carácter totalmente reparador lo sorprenderá nuestra tercera fecha, marca registrada cuba, pues sería sacrílego tener una estancia de seis días en nuestra Isla, sin inocularse una dosis elevada de cubanía traducida en la degustación de grupos musicales, arrollar a ritmo de conga, presentaciones de teatro, clases y concurso de coctelería nacional, juegos que siempre ocupan el top de preferencia como bolos con cerveza, tomar cerveza con absorbente, ping-pong a la cerveza y relevo con saco. Schedule que tendrá como colofón una gran noche cubana, aderezada con fiesta de disfraces que cada participante haya diseñado o traído a su elección.
Con el ritmo cardiaco al límite, el cuarto día depara el plato fuerte: el OktoberFest. Hablamos de Juego de boccia con cerveza, comer más rápido el perro caliente; clases de baile con grupo musical en vivo, especial de cerveza y festival gastronómico con platos típicos alemanes y cubanos; reconocer las cervezas con los ojos vendados, la pirámide de la cerveza, una Gran rifa y el Gran bailable Oktoberfest con una agrupación. Todo eso sucederá previo a la caída del telón de la noche con la popular Fiesta de la Espuma, cuando su reloj frise las 9:30 y no haya el más mínimo margen para apagar las emociones.
La curva descendente de la semana nos sorprenderá con la jornada de premiaciones. Esta velada con sorteo incluido y la coronación del Rey y la Reina de la cerveza, además del personaje más popular, será precedida de disímiles juegos de participación, entre los que descuellan la natación con cerveza, el tiro al arco, y la apertura del baúl sorpresa; un show latino internacional, y cierre a ritmo de disco. Otro examen a su resistencia lo constituirá la toma de cerveza con cuchara, de la que me atrevo a presagiar que no muchos saldrán ilesos.
Amigo mío, puede que su torrente sanguíneo haya variado un tanto su composición desde su irrupción en el OktoberFest. Pero de lo que no me queda duda alguna es de que usted llenó su bitácora de seis días de diversión sin precedentes en el Meliá Las Antillas de Varadero. Por eso, a tono con los niveles de disfrute y color ambarino conjugado con cebada dibujados en su rostro, el relax del adiós lo acompañará, en un último día libre de tensiones cerveceras, diseñado solo para el disfrute, con excelente música, posibilidad de relajación en la playa con fiesta y actividades de animación, y un apúntame sin duda alguna para la sexta edición del 2018.
Por ahora, reserve, y a la vuelta del 30 de septiembre, llévese consigo, en el plano físico y sensorial, el pictograma de un OktoberFest sin precedentes.