El mar siempre me ha resultado cautivador. Por suerte para mí, Cuba es un archipiélago, bañado de aguas, y por consiguiente de las más disímiles historias asociadas al inmenso ponto.
Ataques de corsarios y piratas, hundimiento de barcos, batallas navales… Motivos de inspiración para que escritores como el premio Nobel de Literatura estadounidense, Ernest Hemingway, se inspirara en las bellezas del archipiélago Jardines del Rey (el más extenso y numeroso de los cuatro que rodean la Isla), para regalarnos el volumen Islas en el Golfo.
Apenas una conexión magnética entre el autor de Adiós a las Armas y nuestro país. No la única, pues Hemingway, amante de la pesca, de seguro no se hubiese ausentado por estos días de una nueva edición del torneo Internacional Jardines del Rey “Big Game Trolling”, un excelente espacio para degustar el turismo de naturaleza, propiciar el intercambio cultural entre aficionados cubanos y foráneos, y dejar conjugar la brisa fresca con sabor a salitre con la adrenalina de capturar alguna de las denominadas especies pelágicas como agujas blancas y de abanico, marlines azules, casteros, dorados o petos.
Hablamos de un cinturón en la cayería Norte antillana recubierto por la segunda barrera coralina más extensa del mundo (cerca de 400 km), con Cayo Coco, Cayo Guillermo y Cayo Santa María, en calidad de principales referentes turísticos.
Ese cinturón de Coral favorece actividades relacionadas con el ecoturismo entre las que destaca el buceo, además de una flora y fauna que incitan a largas caminatas para patentar la presencia de un manto de flamencos rosados u otras aves y reptiles exóticos.
Entrando en materia de aferrarse fuerte a la caña de pescar y lanzar el anzuelo con la carnada, la actual edición del certamen, como es habitual desde su versión pionera en el año 2010, tiene lugar en aguas profundas de Cayo Guillermo, ubicado en el litoral Norte, aproximadamente a unos 430 km al este de La Habana.
El certamen, segundo en magnitud desarrollado en nuestra nación a la escolta del Internacional de pesca Ernest Hemingway, se rige por las normas de la Federación de Pesca Deportiva (IGFA, por sus siglas en inglés) bajo la modalidad de marcar y soltar las piezas («tag and release»). Se premiarán los tres primeros lugares, según la puntuación alcanzada, la primera captura, el mayor dorado y el primer marcado de la aguja, como parte de las tres y media jornadas con que cuenta la lid.
Uno de los mensajes de este tipo de práctica de marcar y soltar se aviene a la idea de sembrar conciencia entre los pescadores inscritos, pues en los últimos años, la pesca comercial ha tenido un fuerte impacto en la cantidad de ejemplares que abundan en los océanos, de ahí el interés global de liberar a los peces , política desarrollada por la IGFA en los torneos competitivos, para conservar las especies, particularmente las de pico, consideradas de las más vulnerables.
Técnicamente no falta la experiencia y pericia de tripulaciones especializadas, algunas con más de 15 años desafiando a Poseidón, a bordo de yates de pesca entre 33 y 52 pies, muy bien equipados.
Además, de manera oficial, la justa está organizada por la Marina Internacional de Cayo Guillermo, con la colaboración y auspicio de la Federación Cubana de Pesca Deportiva y el Inder, además del patrocinio de prestigiosas empresas como Havana Club, la Agencia de Viajes Cubanacán, Internacional Cubana de Tabaco, y Cercvecería Bucanero, entre otros.
Potencialidades de un destino que en su conjunto ofrece un interesante prisma de atractivos.
Amanece, recreo la rutina mañanera de cualquier huésped en el Meliá Jardines del Rey. Recorro desde mi bungalow el boulevard que me traslada a la primera línea de Playa Flamenco. Mi mirada se pierde en el horizonte, absorbo una bocanada de aire marino aderezado de quietud, placer y salitre, y a lo lejos, en el horizonte, diviso un grupo de embarcaciones…
Hacia el interior de ellas la vorágine es bien distinta: un pescador recorre su yate de proa a popa en busca de carnada, otro prepara detalladamente las varas. Líneas de espuma afloran en su roce con el casco de la embarcación. Una mancha de dorados se divisa y justo ahí se aceleran las pulsaciones, se hace una coreografía milimétrica y se lanzan los anzuelos a las aguas cristalinas… la imagen final, castero, marlín o dorado en mano, es la de la satisfacción, la adrenalina, el retorno.