Cuba aún no se lo cree. El mismísimo Barrack Obama ha desandado sus calles históricas confirmando lo que el mundo sabe desde hace ya más de un año: es, definitivamente, tiempo para Cuba.
Tampoco lo creían el 20/03 los trabajadores del Meliá Habana cuando las figuras del presidente y la primera dama surcaron elegantemente los espacios de la planta baja rumbo a la primera actividad de su estancia, el encuentro con el personal de la Embajada de los Estados Unidos en la isla.
– «Ahí viene»- coreó al unísono y con sorpresa avisada el personal del restaurante «La Scala» y los cristales se decoraron con los saludos y sonrisas de un equipo experto en bienvenidas. Obama le correspondió con igual cortesía, pausado y sincero en quizás lo que fuera, el primer encuentro con el pueblo de Cuba.
Unas horas más tarde, recibía el Meliá Cohiba a los Tampa Bay Rays y a una delegación de las Ligas Mayores junto a importantes medios de la prensa deportiva. Se reproducían en este staff, iguales vítores.
Desde el 17/03 el Tryp Habana Libre servía de base de operaciones a la prensa durante la visita de Obama. Allí en la comodidad del Salón de Embajadores se reportan hacia el mundo las incidencias de una semana en la que todos repiten #AhoraCuba. Al interior de la sala, una réplica del Malecón Habanero ameniza el trabajo noticioso de muchas horas. Se trata del mural del artista Luis Enrique Camejo, un paseo de sensaciones en la pared que invade de Cubanía toda la estancia.
Un día sin precedentes en los 25 años de Meliá en Cuba, el día en el que todos dijeron «Ahora La Habana»…
