Cimiento de las grandes culturas americanas antes del encuentro con Europa, apreciadísimo por su versatilidad y su exquisito sabor, el maíz integra –junto al arroz y al trigo- el conjunto de los cereales que sostienen la alimentación internacional. Su nombre proviene del vocablo taíno mahis, cuya traducción a nuestro idioma es “lo que sustenta la vida”. En Cuba fue introducido por los aborígenes provenientes de Sudamérica, y con el decursar de los años entró a formar parte de platillos indígenas, afrocubanos, campesinos… Una de estas preparaciones -conocida en varios países de América pero, en este caso, con un toque especial de cubanía- es la que vas a disfrutar hoy a través de estas líneas. Sin más preámbulo: saluda al tamal en hojas, la maravilla de las maravillas.
Y ahora dirás: ¿qué tiene de especial? ¡Tamales hay muchos! Pues mira: en Cuba, hacer y comer tamales es una experiencia. Es una fiesta que comienza con la selección de las mazorcas más tiernas y avanza por la preparación de las sazones, de las carnes… Es también un proceso laborioso que incluye moler los granos, seleccionar las hojas que servirán de envoltura, “amarrar las tiritas” para asegurar que no se deshagan, hervir el agua… sin embargo, como suelen participar familia y amigos, se acompaña la espera con música, baile, chistes y algún que otro traguito de ron. Y si a esto sumas el exquisito sabor, no quedarán dudas: ¡los tamales cubanos son únicos!
Fiestas y tamales así te esperan a lo largo de toda la isla, gracias a la arrolladora experiencia NATIVA que hemos integrado, junto al grupo Gaviota, en los espacios gastronómicos de nuestros hoteles.
https://youtu.be/dfGfCPUmKlY
Y como no queremos que te quedes sin la receta, sigue leyendo que aquí te la dejamos:
Tamal en hojas, nativo de Cuba
Ingredientes (para 10 tamales)
4 libras de maíz tierno molido o rallado
1 taza de agua o leche
1 taza de calabaza asada o cocida (opcional)
1 taza de salsa de tomate
1 ½ libra de carne de cerdo, jamón, chorizo u otros derivados
¼ lb de manteca de cerdo
2 cebollas
2 ajíes pimientos
5 dientes de ajo
Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
Primero, la carne. Córtala en trozos pequeños, agrega un chorrito de agua y cocina a fuego lento hasta que suelte la grasa y quede dorada. Agrega la salsa de tomate, la cebolla y el pimiento cortados y el ajo triturado. Remueve y cocina durante unos minutos más. Reserva.
Luego, el maíz. Para hacerlo según el verdadero estilo cubano no vale el enlatado: necesitarás al menos 25 mazorcas bien jugosas, tiernas y un poco de maña para desgranarlas. Una vez tengas los granos separados, deberás molerlos hasta lograr una masa bien fina. No botes las hojas de cada mazorca: separa las más grandes y corta las pequeñas en tiras, que atarás hasta que alcancen unos 12 centímetros de largo. Mezcla ahora el maíz molido con la calabaza y la carne ya preparada (añade más sal si lo deseas) pon a calentar una olla grande con agua y prepárate a armar los tamales.
Toma una hoja grande de las mazorcas y dóblala en dos partes. Ayúdate con otra hoja para formar un “sobre” o “gorrito” donde echarás un cucharón lleno de la mezcla de maíz. Cierra los bordes y amárralos bien con las tiritas, apretando con firmeza para que no se suelten. A cuatro manos funciona mejor: pide ayuda a un amigo o a tu familia y el proceso irá más rápido. ¡Así lo hacemos en Cuba!
Una vez tengas todos los tamales armados, ya estará hirviendo el agua, ¿verdad? Con cuidado, déjalos caer en la olla de uno en uno, tapa y cocina a fuego mediano durante una hora. Sácalos, escúrrelos y sirve en una fuente honda. No es necesario desenvolverlos: la tradición manda que cada comensal abra los suyos.
Hmmm… maravilla de las maravillas, te lo dijimos. Pruébalo en nuestros restaurantes con el concepto NATIVA y luego anímate a prepararlo en casa. ¡Ya tienes contigo otro pedacito de Cuba!