Por: Harold Iglesias
No se trata de la película del afamado cineasta Steven Spielberg, estrenada en el año 1975. De hecho, no corren esos tiempos. Sin embargo un Gran Tiburón blanco se bañará en las aguas de Varadero, eso sí, sin que acordonen la franja de la península, ni los bañistas a su alrededor corran peligro alguno.
Hablamos del australiano Greg Norman, sin duda alguna el mayor atractivo con el que contará la octava edición El Gran Torneo Cuba Golf. Ex jugador profesional que entre la década de los 80 y 90 del pasado siglo estableció feudo como número uno del ranking durante 331 semanas consecutivas.
Nacido el 10 de febrero de 1955 en Monte kikirisquiaga, Queensland, Australia, Gregory John Norman, hijo hijo de Merv y Toini Norman, practicó de joven Rugby y cricket. Pero descubrió su verdadera pasión a los 16 años. Entonces inició su carrera profesional en el Royal Queensland Golf Club, mientras en 1976, justo un año después de estrenada Tiburón debutó como campeón de un torneo en el West Lakes Classic en The Grange, Adelaide, Australia.
Desde entonces Norman blandió sus palos como pocos otros golfistas. Pero estoy casi convencido que durante su brillante trayectoria como profesional activo, nunca imaginó que pronunciaría las palabras de apertura en un torneo en nuestro balneario más renombrado, que degustaría una cerveza Cristal helada, y que en algún momento tendría que pasar inadvertido, para escapar de los lentes e instantáneas de curiosos…
Hablamos de elevar el termómetro de pedigrí de un certamen que antes, en ediciones previas, contó con la participación de jugadores de más de una decena de países, entre ellos, igualmente en calidad de invitados de lujo, se hallaron el sudafricano Ernie Els, el español Álvaro Quirós y el británico Tony Jacklin.
Ciertamente ninguno tuvo una “mordida” tan certera de swing como la de Norman, capaz de imponerse en el PGA Tour, uno de los denominados cuatro Grand Slam del Golf mundial en las temporadas de 1986, 1990 y 1995. Los otros tres son el Masters de Augusta, el Abierto de los Estados Unidos y Abierto Británico de Golf, eventos oficiales del PGA Tour, pero cada uno organizado de manera independiente.
De hecho, Norman, a quien se le acuñó el mote por el color blanquecino de su rubia cabellera y su estilo de juego sumamente agresivo y arriesgado, ingresó en el Salón de la Fama de la disciplina en el año 2001 y se cuenta entre los poquísimos deportistas que en dos ocasiones han sido galardonados con el premio a la personalidad deportiva del año otorgado por BBC, distinción que ostentan además Muhammad Ali, Björn Borg y Roger Federer.
Eso no lo es todo. La personalidad de Norman y sus filosas dentelladas también han dejado huellas en terreno de empresarios.
¡Cuánto darían muchos por ser el caddie del fundador del Great White Shark Enterprises! El consorcio del cual Norman es líder es una empresa privada multinacional con sede en West Palm Beach, estado de La Florida y que ofrece de la mano de 20 empresas diferentes, una amplia y diversa cartera de servicios. No podía ser otro el logotipo que un tiburón blanco con las fauces abiertas. Su gama abarca tanto desde productos de estilo de vida guiados por consumo (línea de ropa y vino), hasta el diseño de campos de golf (95 cursos internacionales), gestión de eventos (3 eventos del PGA TOUR), o préstamos para condoler deudas basados en activos.
Por si esto no bastara, en su envidiable hoja de servicios, Norman se desdobla actualmente en calidad de analista de torneos de Golf en la cadena televisiva Fox. Parafraseando, un verdadero tiburón en el agua al cual se le da el éxito, tanto en su vida de deportista, como en rol protagónico de empresario o business man.
Varadero le abrirá las puertas, a partir del próximo martes cuatro. Cuba, nuevamente en el colimador de personalidades de disímiles entornos, y con afluencia mayor a los tres millones de turistas desde el pasado 2015, otro tanto. De seguro Norman se relajará, pegará uno de sus míticos down-swinnes y entre hoyo y hoyo, degustará un Cohíba o Romeo y Julieta de calidad suprema…