#BitácoraDeCuba: Cuba en pelota

#BitácoraDeCuba: Cuba en pelota

Aunque es una realidad que cada vez se ve más futbol en la televisión cubana, y que a estas alturas de la vida el país ya está dividido en dos bandos irreconciliables, soy del Barça o del Real Madrid, no es menos cierto que, si de pasiones deportivas se habla, la mayor de todas en Cuba sigue siendo el béisbol, o pelota. Para los cubanos, la pelota es parte del alma nacional y prácticamente una religión, basta ver lo que ocurre estos días en cualquier hogar o lobby de hotel ahora que se celebra  el IV Clásico Mundial de Béisbol. A la hora que juega el equipo Cuba, la gente contiene la respiración, discute, manotea, vive cada batazo como si le fuera la vida en ello, pues la pelota es uno de los ejes irracionales que mueve el país y esto es así desde que el elixir del béisbol fue introducido en la isla antes de la Independencia por cubanos que estudiaban en Estados Unidos.

1000x790_wbc_5m84207g_sg0lzexl

El béisbol en Cuba está en todos lados. Los niños aprenden a jugar de pequeños en los parques y en las cuatro esquinas del barrio, escuchan a sus padres hablar de pelota en casa mientras comen, admiran como héroes a los grandes peloteros cubanos y de las Grandes Ligas de Estados Unidos y de mayores acuden al estadio a disfrutar y contemplar la pelota como un arte mayor, que trasciende los márgenes de esa instalación. 

Y si la pelota en Cuba es un arte, sin duda Reynerio Tamayo es el artista cubano que ha elevado esta disciplina deportiva y su mitología a la categoría de catedral gótica, como se comprueba en la exposición que acaba de terminar de pintar y que inaugurará el próximo 17 de marzo en la Galería Habana de la capital cubana.

‘Cuba en pelota’ es el nombre de esta singular muestra que se alimenta de una pasión de años y de un conocimiento profundo y casi filosófico del pasatiempo nacional de Cuba, y que no sólo trata de rendir homenaje a los grandes jugadores de todos los tiempos, cubanos, norteamericanos o de cualquier nacionalidad, sino que también evoca pasajes famosos y jugadas legendarias de este deporte transformándolos en cuadros de Hopper, Kandinsky o Salvador Dalí. Para Tamayo el béisbol además es el pretexto para contar historias fantásticas, como la del Oldsmobile descapotable de Baseball Classic Club, guiño a los fabulosos coches americanos de los años cincuenta que continúan rodando hoy por las calles cubanas, en el que viajan juntos estrellas como Jackie Robinson, el gran bateador de los Dodgers de Brooklyn, el primer jugador negro en integrarse a las Grandes Ligas en 1947, o el inmortal Martin Dihigo, pitcher, bateador y managger, el más completo pelotero cubano de todos los tiempos que jugo en los Leopardos de Santa Clara a los New York Cubans, entre otros equipos legendarios.

Cuba en Pelota, exposición de Reynerio Tamayo
Cuba en Pelota, exposición de Reynerio Tamayo

En el acrílico sobre lienzo El Cuarto Bate un pelotero sostiene un bote cargado con el peso de la nación cubana, incluidos fans de la pelota, santeros, obreros, guajiros y hasta la mismísima Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, pues, como es sabido, en el momento de los grandes partidos y de las grandes jugadas, todo el mundo en esta isla presiona y empuja a los bateadores.

En Good Bye Big Papi el artista hace un homenaje a uno de los más importantes jugadores dominicanos de todos los tiempos, David Ortiz, más conocido como Big Papi, por su tamaño y la potencia de sus jonrones, que terminó recientemente su carrera en los Medias Rojas de Boston, donde es un héroe popular. Tamayo se apropia en esta pieza de la famosa explosión  de Roy Liechtenstein, el gran artista pop norteamericano, igual que hace en Dead at Home Plate con el famoso cuadro de Eward Hooper del Phillies Bar, en donde sitúa a un bateador en el centro de la escena original del pintor norteamericano.

David Ortiz, Big Papi
David Ortiz, Big Papi

Para Tamayo y para muchos cubanos la pelota no solo es algo muy serio y científico, sino que va más allá y ya es parte de la espiritualidad del pueblo cubano, como sostiene otro fan de este deporte, el premio Princesa de Asturias de Literatura, Leonardo Padura.

En vísperas del montaje de la exposición en Galería Habana (Calle Línea, entre E y F, Vedado), que el viajero que este por estos días en la capital cubana no debe dejar de ver, Tamayo y Padura discutían sobre la participación de Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol y coincidían en que la pelota es arte y arte del bueno. Nada hay comparable, aseguran ambos, con la sensación de que tu equipo este contra las cuerdas, las bases llenas, dos outs y el conteo en tres y dos, y aparezca un Omar Linares que de un cañonazo y la bote de jonrón.