Cuba es una isla pequeña, pero con tradiciones ancestrales que han trascendido el paso del tiempo y que hoy se mantienen vivas.
- La lectura en Tabaquería
La singularidad de este oficio literario que no existe en ninguna otra parte del mundo lo hace justo merecedor de la Categoría de Patrimonio Cultural de la nación y un aspirante digno a convertirse algún día en Patrimonio Intangible de la Humanidad.
Sus orígenes se remontan a 1865 en la fábrica El Fígaro. Según el célebre antropólogo cubano Fernando Ortiz, considerado el tercer descubridor de Cuba, la iniciativa fue impulsada por el político liberal cubano, Nicolás Azcárate, quien tenía relación con el líder obrero asturiano Saturnino Martínez.
https://youtu.be/Z_IzTI8L9hs
El español había aprendido en el país el oficio de tabaquero y llevó la lectura a las fábricas para aliviar las largas y aburridas jornadas de los torcedores. Al año siguiente lo hizo Jaime Partagás en su taller. Luego serían muchas más.
En todos estos años, ni la radio o la televisión han conseguido terminar con el oficio. Se trata de una figura histórica cubana que ha contribuido a elevar la cultura de muchos trabajadores del país.
La campana indica silencio absoluto y comienza el ritual. Desde una plataforma o tribuna, el lector informa a los tabaqueros, que trabajan desde las galeras, las noticias del día; consejos para mejorar la salud y lee libros cuyos títulos son sugeridos por los propios trabajadores. A las lecturas de las novelas El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas y Romeo y Julieta, de William Shakespeare, se le atribuye el haberle adjudicado tales nombres a vitolas de fama mundial.
En no pocas ocasiones, la lectura arranca del público un aplauso de chavetas, esas cuchillas planas de metal que ayudan a dar forma al mejor tabaco del mundo.
- “El Bayardo”
Hasta el Monumento a Ignacio Agramonte en el parque que lleva su nombre en Camagüey, un lugar que indica el origen de la villa de Puerto Príncipe desde el año 1528, llegan cada día, antes del amanecer, jóvenes con atuendos de mambí que, en solemne ceremonia, izan la bandera y honran la figura de quien fuera uno de los líderes más sobresalientes de la Guerra de los Diez Años.
A los que realizan el rito se les conoce como “Bayardos”, uno de los sobrenombres con el que pasó a la historia Ignacio Agramonte y que hoy es un símbolo de gallardía, patriotismo y valor.
https://youtu.be/tUsCjYDmEQU
Figuras como estas veneran diariamente la cultura camagüeyana y ayudan a conservar el «espacio de mayor connotación histórica donde se instauró la Plaza de Armas», según puede leerse en una de las dos tarjas develadas en 2009, en ocasión del 495 Aniversario de la fundación de la villa, cuando le fuera entregada oficialmente a la ciudad la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
- Platos típicos cubanos: una fiesta para el paladar
En la mesa camagüeyana han perdurado por siglos alimentos, técnicas y vocablos resultantes de la mezcla de culturas de la cual es hija la nación cubana. Los expertos sostienen que muchas de esas recetas se mantienen casi invariables después de 500 años.
Muchas son conocidas por su presencia en la historia, literatura o la cultura cubanas, como el Pan Patato, una receta que Martí llegó a anotar, los Rollitos de Tasajo que tanto gustaban a la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda o el Ajiaco Camagüeyano, que distingue al San Juan, la fiesta más popular.
La gastronomía local evidencia el interés de los chefs de mantener las tradiciones culinarias de la región, pero también de adaptar las recetas a las exigencias de la contemporaneidad, e incluso refinarlas para los paladares más exigentes.
El Matajíbaros:
Este manjar de plátano, cerdo y ajo está profundamente ligado a la historia de Cuba. Los cimarrones, tal como les llamaban a los esclavos africanos que escapaban de sus amos y se instalaban en el monte, preparaban bolas de plátano envenenadas para los perros que les perseguían, a los cuales se les conocía como jíbaros.
https://youtu.be/Nd29z7MEKiA
Un plato que nació del ingenio de los esclavos, actualmente es una elaboración que distingue la cocina de esa región, reconocida por sus productos cultivados de forma tradicional que aportan nuevos sabores. Para completar la experiencia culinaria, el plato se acompaña con vino o cerveza.
Harina con jaiba:
Esta elaboración era tan popular en Cienfuegos que, en las fiestas carnavalescas, durante los años ochenta del pasado siglo, en los barrios de la ciudad y en áreas aledañas al Malecón, se disponían en las calles grandes calderos donde se cocinaba la harina con jaiba.
https://youtu.be/8KdDz81e-Ww
Los pobladores cuentan que su popularidad nació en época de crisis cuando la harina era muy barata y la jaiba la tomaban directamente de la bahía de Cienfuegos. Por eso, durante mucho tiempo, la receta estuvo asociada a la mesa de pescadores y de la gente más humilde.
Hoy se sazona con especias, puré de tomate, pimientos, ajo, cebolla, sal y boniato para enriquecer la tradición.