No hay lugar para los no bailadores entre los peregrinos que escogen viajar a Santiago de Cuba, la tierra del fuego, como muchos le llaman a esta ciudad del sudeste de la isla de Cuba. Hasta los más torpes para la danza se sienten atraídos por la magia musical de la que fuera capital del país en la época de la colonia, donde se escuchan la rumba, la salsa, la conga y el son en cada esquina. Muchos visitaran la Casa de la Trova, o la versión Santiaguera del Cabaret Tropicana, sin embargo las mejores parrandas se podrán disfrutar en vivo durante los carnavales de verano o la fiesta del fuego.
La historia de Santiago de Cuba no tiene parangón, enriqueciéndose desde su fundación como villa española en el nuevo mundo, hasta la actualidad.
Diversos atractivos convierten a la ciudad héroe en un imán para los apasionados por la cultura. Desde el bullicioso parque Céspedes, ubicado en el corazón de la urbe se pueden observar edificios de valor histórico monumental como la casa de Diego Velázquez, el ayuntamiento y el hotel Casa Granda. Muy cerca, el museo municipal Emilio Bacardí abre sus puertas a los curiosos con una colección de obras de artistas cubanos y artefactos rescatados de las guerras de independencia libradas en el siglo 19. Este centro cultural debe su nombre a Emilio Bacardí Moreau, destilador del famoso ron Santiago y alcalde primero de Santiago de Cuba.
Entre los barrios altos y bajos de la ciudad, se halla la calle Padre Pico, la única en el país que se compone de escaleras. La fortaleza de San Pedro de la Roca, se erige en uno de los acantilados de la bahía atesorando historias sobre piratería en el interior de su museo. Ambos lugares se colocan en la lista de los sitios más visitados en la urbe junto a la plaza Antonio Maceo, la plaza de Marte y el cementerio de Santa Ifigenia, brindando reposo a personajes históricos de gran relevancia como Emilio Bacardí, Carlos Manuel de Céspedes y el héroe nacional José Martí.
La cultura santiaguera se compone de un sincretismo fascinante como resultado de la mezcla de indios, españoles, esclavos africanos y franceses. Este mestizaje ha sido reconocido por la UNESCO, la que ha otorgado categorías patrimoniales a la primera plantación de café en el sudeste cubano y a la tumba francesa, baile folklórico popularizado por negros esclavos y que sobrevive como patrimonio intangible de la zona.
Afable y hospitalario, el pueblo santiaguero es muy religioso. A solo unos kilómetros de la ciudad se erige la iglesia de nuestra señora de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba. El pequeño pueblo minero del Cobre le sirve de refugio al santuario que ha sido visitado por cientos de viajeros de todo el mundo incluyendo a sus santidades, Juan Pablo segundo y Benedicto XVI.
Santiago sirvió de teatro de operaciones en los 50 al grupo de revolucionarios que planearon la insurrección que condujo al triunfo de la revolución cubana. La historia de estos sucesos es cuidadosamente contada en el antiguo cuartel Moncada, hoy ciudad escolar 26 de Julio, y la Granjita Siboney, uno de los campos de entrenamiento de los rebeldes.
La Cordillera de la Gran Piedra, situada en la legendaria Sierra Maestra se suma a la lista de maravillas santiagueras. Le sigue el Parque Baconao con sus 800 kilómetros cuadrados de extensión, declarado reserva de la Biosfera. El valle de la prehistoria se inserta dentro de sus inmediaciones, con una colección de dinosaurios de piedra y otros animales prehistóricos. En otra de las áreas del parque se encuentra el acuario Baconao acopiando diversas especies de corales, pargos, lobos marinos y delfines. Cuentan leyendas aborígenes que Baconao fue un niño nativo de la zona que llegó a convertirse en cacique de su tribu.
Bañada por las frescas aguas del mar Caribe, Santiago de Cuba es una región que cuenta la historia de Cuba como pocas. Capital del país durante la época colonial y cuna de la revolución cubana, la ciudad de Santiago de Cuba se precia de ser la cuna del folklor y la religiosidad del pueblo cubano.
