Quizá el término Neoexpresionismo Abstracto parezca demasiado complicado para describir la relación del hombre y la ciudad que ama, pero Alexander Cárdenas Pérez lo ha logrado. Desde que decidió dedicar su vida a las artes plásticas busca entre los trazados de las calles de Cienfuegos y sus hermosas cúpulas, un tema nuevo para su obra, principalmente basada en la colografía.
La Perla del Sur, como se le conoce a la bicentenaria urbe, es un manantial de inspiración, por ese motivo Alexander se imagina con noventa años aun pintándola.
https://youtu.be/LNjfN7hmBYk
Todos los días redescubre su localidad, y deja grabadas imágenes en su cámara fotográfica con cuidado de que ilumine la mejor luz. Planos diferentes, vistas desde las alturas, el mar de fondo y la gente que camina y se saluda a veces sin conocerse; porque los cienfuegueros son tranquilos, pacíficos, y en eso se parecen al lugar donde viven.
El artista se basa en comparaciones fundamentales entre el alma de la gente y el color claro que predomina en la ciudad, su limpieza, sus calles trazadas casi a la perfección. La huella franco-española de sus inicios ha entrado en silencio en la personalidad de los habitantes, tan arraigados a su tierra que no necesitan migrar a la capital de Cuba.
Alexander abre su pecho a una brisa leve, sentado en el malecón de Punta Gorda, esperando que su ejercicio de inspiración le ayude a concretar la idea de su próximo cuadro. Cuentan que el viento del Sur tiene su magia, aires que llegan desde el mar y retocan las montañas del Escambray que se observan a lo lejos.
Casi no tiene palabras cuando trata de explicar por qué Cienfuegos, pareciera que su idioma se debate entre las formas y los lienzos. En su ambiente, la Sociedad Gráfica de Cienfuegos, se le observa más libre; compartiendo ideas con jóvenes artistas recién graduados o frotándose la barba con la mano donde no porta el pincel.
Se imagina camino a casa, pasando por el parque donde un hombre viejo lee la prensa y una señora vende cucuruchos de maní. Atravesando el boulevard y luego cerca de la Iglesia con su acústica prodigiosa.
Bojea la bahía volando sobre los barcos pesqueros de madera y mira el escaramujo debajo de ellos, se posa en el Castillo de Jagua con la mano en la barbilla y abre los ojos nuevamente frente a su obra para descubrir ¿cómo fue? ¿Por qué Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí? A lo lejos se escucha un fondo de saxofones y la inmortal voz del Benny.