Imagina un paisaje cubano. ¿Qué ves? Probablemente una playa deslumbrante, con palmeras, arenas blancas y mar de infinito azul. O quizás una calle de La Habana, por donde circulan unos autos clásicos llenos de estilo. Y estás en lo cierto: ambas visiones forman parte de la auténtica cubanía. Sin embargo, existen otros rincones, igualmente encantadores, que sería un pecado pasar por alto durante tus vacaciones en este archipiélago. De uno de estos sitios queremos hoy hablarte.
¿Has escuchado el nombre de “Camagüey”? Anótalo en tu lista, porque en esta ciudad situada en la zona centro-oriental de Cuba hay muchas cosas por descubrir. Sus primeros asentamientos datan del año 1514 y se incluye entre las siete primeras villas fundadas por los colonizadores españoles en la isla. Tiene un Centro Histórico maravillosamente conservado, que abarca unas 54 hectáreas y es un verdadero laberinto. Lo decimos en serio: la red de plazas, callejones y bloques de viviendas sigue una distribución irregular, muy poco común en las ciudades coloniales de América Latina. Pareciera que no hay orden y que es muy fácil perderse; mas no te preocupes, porque a cada paso hallarás la sonrisa camagüeyana, dispuesta a guiarte si lo necesitas.
En el Centro Histórico de Camagüey la influencia medieval tardía es notoria, tanto en el trazado de las callejuelas como en la manera en que fueron construidos algunos de los edificios más antiguos. A lo largo del tiempo, se han integrado otros estilos arquitectónicos como el neoclásico, el neocolonial, el ecléctico y el art decó. ¿Qué hacer, qué ver en sus calles? Te recomendamos comenzar tu recorrido por alguna de las plazas: la del Carmen, la del Gallo, la de San Juan de Dios, la de los Trabajadores, el Parque Agramonte o el Parque José Martí. En ellas late el espíritu de la ciudad.
Por ejemplo, si estás en la Plaza del Carmen, visita la iglesia del mismo nombre. Es el único templo de la villa con dos torres gemelas, y frente ella llaman la atención las estatuas a tamaño natural de algunos personajes citadinos: un lector de periódico, un aguador, comadres parlanchinas, una pareja de enamorados… En el parque Agramonte verás cuatro imponentes palmas, que recuerdan a los cuatro patriotas fusilados tras el primer alzamiento independentista de Camagüey en 1851; y si te animas a estar aquí durante la salida del sol coincidirás con la ceremonia de honor a la bandera cubana que se realiza todos los días.
Continuando con las sugerencias, en la plaza San Juan de Dios encontrarás el convento –hospital del mismo nombre, actual sede del Centro Provincial de Patrimonio. Cuentan que en 1822 se fugó de aquí el corsario francés Jean Laffite, conocido como “el Pirata del Golfo de México” y que era prisionero de las autoridades españolas por esos días. Pasa también por la Plaza de los Trabajadores, cuya estructura es diferente al resto de las explanadas – esta es un triángulo- y visita el museo Casa Natal de Ignacio Agramonte y la iglesia de la Merced.
¿Eres amante de la ciencia y te apasionan los descubrimientos? Muy cerca encontrarás la vivienda donde naciera Carlos Juan Finlay, médico que a finales del siglo XIX descubrió el papel de una especie de mosquitos como vectores en la transmisión de la fiebre amarilla. ¿Te inclinas por el arte? Llégate a la galería de Martha Jiménez, pintora y escultora a cuya autoría se deben las estatuas que antes mencionamos. Y que no falte en tu recorrido por el Centro Histórico la posibilidad de verlo “desde arriba”: una exactísima maqueta, situada en el propio parque Agramonte, te hará recordar todos los lugares que ya has visitado, mientras descubres otros nuevos e igualmente interesantes.
Monumento Nacional de Cuba, hospitalario y acogedor con los visitantes, laberinto en el que no da miedo perderse, el Centro Histórico de Camagüey fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2008. Según esta organización, el reconocimiento “confirma el valor excepcional y universal de un sitio que debe ser protegido para el beneficio de la humanidad”. ¿No crees que merece una visita?