Tenía 17 años cuando el 30 de septiembre de 1998 abrió sus puertas el Meliá Habana. Muchísimo ha llovido desde entonces, pero de lo que sí puedo dar fe es de que este hotel cinco estrellas es una mezcla de proporciones exactas que conjuga modernidad y buen gusto.
En la barriada de Miramar se erige en calidad de cómplice fiel del litoral habanero, justo enfrente del Centro de Negocios y otros hoteles de vecinos.
En un entorno netamente cosmopolita descuella desde que usted establece el primer contacto visual. Sobre una pequeña colina le recibe un lobby espacioso, de ambiente tropical y sobriamente acompañado de vegetación, fuente y un piano-bar que convidan a prolongar la estancia, o transgredir ese umbral.
Para mí, tengo que confesarlo, una de las áreas más atractivas de estas cinco estrellas de 395 habitaciones, y poseedor de la piscina más larga en un ambiente citadino, es el Sport-Bar Titanium.
Como su nombre lo indica, es una especie de guarida para los amantes del deporte, y en especial para los adeptos al fútbol. En tiempos de Champions League, Mundial o Copa América, usted se embriaga y entra en un estado de éxtasis no más acceder a sus instalaciones. Una vibra única, una especie de cofradía tejida por la actividad del músculo, balón mediante.
Así, adquiere otra dimensión este bar, uno de los seis que posee el hotel, idóneo además por la diversidad de salones multi-espacios para la realización de eventos de la más diversa índole. Claro, esta selección anticipada, le aseguro estará acompañada de buen servicio, preocupación perenne y estrategias para que todo quede a tono con las exigencias de los clientes o huéspedes.
Pero si de exigencias y estándares de calidad hablamos, no podemos dejar de mencionar el servicio The Level. Además del Bar VIP Vedado lo distingue su toque cálido y aire fresco del mar en un oasis ubicado en los pisos más altos (7, 8 y 9), con decorado exclusivo, privacidad y el Edén visual en que se convierte el litoral habanero, fundamentalmente cuando el crepúsculo toca a nuestras puertas. Hablamos de un servicio que comprende 100 habitaciones Standard, Standard Vista Mar, Junior Suite y Suite.
Como para no renunciar a él. Y tampoco perderse las delicias que le aguardarán en uno de los tres restaurantes especializados:
La Bella Cubana le cautivará por su ambiente seductor e intimista, con la magia de elaboraciones insospechadas, a tenor con la gastronomía gourmet.
Baste escuchar su nombre de La Scala para saber que nos hallamos ahora en presencia de platos típicos de la deliciosa cocina italiana, esto a la vista de un precioso jardín tropical y con el ingenio tras bambalinas del chef transalpino Fabio Trezzi.
Si es usted ciudadano del mundo entonces recale en Miramar. Variedad, tradición, esmerado servicio y el incomparable sabor de nuestras especialidades se fundirán con la satisfacción de tratar a cada huésped como único cliente. El componente visual matizará la velada, ante la oportunidad de ver cocinar en vivo los alimentos que degustará.
Gimnasio, pequeño Centro de Negocios, salón de belleza… constituyen otras de las facilidades de las que usted podrá disponer en este inmueble, ideal para desposarse, renovar votos o plantearse una luna de miel citadina, además de para el llamado segmento MICE o aquellos que vengan a participar en alguna convención o evento de la más diversa índole.
Hoy, mi Habana viste lo mejor,
y más coqueta que una flor,
abre sus puertas y ventanas.
Parafraseando la letra del tema inmortalizado por Xiomara Laugart el Meliá Habana dignifica a esta Ciudad Maravilla y le rinde tributo perenne, especialmente ante la inminencia del 500 aniversario de nuestra urbe.
Colóquelo en su centro de mira. Viva cada experiencia por sí mismo.