Los últimos meses del año son un momento perfecto para viajar a La Habana. Importantes eventos se reservan para estos días y el arte invade la ciudad. Del 28 de octubre al 6 de noviembre, los amantes de la danza estarán de plácemes con la celebración de la vigésimo sexta edición del Festival Internacional de Ballet de La Habana “Alicia Alonso”, que con más de medio siglo de historia, es uno de los eventos de más tradición y prestigio en el mundo de la danza.
A través de los años, se ha convertido en una ventana para mostrar la sutileza y el rigor de un arte que conmueve no solo a profesionales y críticos de danza, sino también a aquellos, que aún sin conocimiento alguno de la técnica o los grandes clásicos, están dispuestos a dejarse seducir por el movimiento.
Esta vez, el festival celebra de manera especial los 70 años del Ballet Nacional de Cuba, considerada una de las cinco mejores compañías de ballet clásico del mundo y los 75 años del debut escénico de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso en Giselle, papel que asumirán primeras figuras cubanas y estrellas a nivel internacional.
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Cada dos años, esta cita del arte coreográfico invade importantes espacios de La Habana Vieja, el Vedado habanero y el municipio Plaza de la Revolución. Entre sus principales sedes están el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso y el Teatro Martí, completamente remozados; además del Teatro Nacional y el Teatro Mella.
En esta ocasión, el evento convocó a prestigiosas figuras de la danza y 23 compañías internacionales, entre las cuales destacan el American Ballet Theater y el New York City Ballet, provenientes de Estados Unidos; el Ballet de la Ópera de Berlín, de Alemania y el Royal Ballet de Londres, de Gran Bretaña, países que traen a La Habana varias agrupaciones de renombre mundial.
Otras actuaciones especiales estarán a cargo del Ballet de Toulouse, de Francia; el Ballet de Teatro Marinsky de San Petersburgo, de Rusia y Scala de Milán, de Italia. En total, los espectadores tendrán una muestra de lo que se realiza hoy en 21 países, entre los que se encuentran también Canadá, México, Argentina, Perú, España, Austria y Australia.
En el programa figuran además presentaciones especiales de compañías invitadas como el Ballet del Gran Teatro de Ginebra, de Suiza, distinguida por sus puestas en escena audaces y modernas. La agrupación estrenará en Cuba su versión de Carmina Burana, icónica pieza que se inspira en la desgarradora composición musical de Carl Orff, a partir de poemas escritos entre los siglos XI y XIII.
También llegarán a La Habana el Ballet de Teatro Nacional de Praga, de la República Checa, la más antigua y de mayor prestigio en ese país; el Danish Dance Theatre, la compañía de danza moderna más grande de Dinamarca y Stars of American Ballet, de Estados Unidos, un conjunto integrado por valiosas figuras de la escena del ballet norteamericano.
Del otro lado del Atlántico, asistirán la compañía Rafael Amargo, con piezas que se acercan muchas veces al baile contemporáneo, aunque mantiene como esencia el flamenco; y la fundación Antonio Gades, basada en el repertorio del legendario coreógrafo, con un lenguaje arraigado en las tradiciones y la cultura del pueblo español y a la vez abierta a la evolución.
Los espectadores también podrán disfrutar de grandes clásicos que integran el repertorio de las más importantes agrupaciones del mundo. Piezas como Sueño de una noche de verano, Don Quijote, Carmen, Bella Durmiente, Romeo y Julieta, El cisne negro y Cascanueces volverán a los principales teatros de la capital cubana; aunque también se estrenarán piezas coreográficas de autores nacionales y extranjeros, nuevas voces que visten los clásicos de modernidad y que crean obras nacidas de las urgencias de su tiempo.
El Festival Internacional de Festival Internacional de Ballet de La Habana será mucho más que presentaciones en teatros. Se realizarán actividades colaterales que incluyen exposiciones en galerías de la ciudad, conferencias, presentaciones de libros, ciclos de cine y video. Durante 10 días, la ciudad danzará a ritmo de ballet para celebrar un arte que, como otro, invita a descubrirnos a nosotros mismos.
