Por su clima, sus playas y sus aguas azul turquesa, el Caribe ha sido siempre un espacio privilegiado para el turismo. Viajar a las Antillas, donde solo existe el verano y la temperatura del agua oscila entre los 26 y los 30 grados, además de una experiencia iniciática, es un verdadero lujo. Más aún en el caso de Cuba, que además de compartir fabulosas condiciones naturales con otras islas y territorios de la región, pose unos valores propios que la distinguen y la hacen muy especial.
Por supuesto, está el carácter amable y alegre de sus gentes y la cultura con mayúsculas, que ha dado a la literatura varios Premios Cervantes, a la danza el Ballet Nacional de Cuba y a la música nombres como Lecuona, el Trio Matamoros, Benny Moré, Pablo Milanés o los Van Van, entre muchos otros.
Junto a estos comodines, Cuba dispone de otros bienes que la convierten en un valor seguro en estos momentos excepcionales y que permitirán que salga de esta crisis mejor preparada que otros. Lo estamos viendo ya en el terreno de la salud.
Con una población de 11 millones de habitantes, Cuba tiene un millón de graduados universitarios, de los cuales casi 100.000 son médicos (9 por cada 100 personas). Las cifras del sistema de salud cubano son apabullantes, y no sólo si se comparan con otros países del hemisferio sino también con las naciones más desarrolladas.
En la isla hay 95.000 médicos (de ellos, 2.000 especialistas en Terapia Intensiva y 1.200 epidemiólogos), 18.000 estomatólogos, 85.000 enfermeros y 58.000 técnicos. Por si fueran poco estos números, hay que decir que el país cuenta con una red de 150 hospitales, 450 policlínicas, 110 clínicas estomatológicas y 130 hogares maternos. En estos momentos cerca de 25.000 estudiantes se forman como médicos, y las universidades cubanas se han graduado más de 30.000 jóvenes extranjeros como profesionales de la salud.
Medicina y solidaridad para los cubanos son sinónimos. Desde comienzos de los años sesenta, los médicos cubanos comenzaron a viajar por el mundo. Más de 400.000 profesionales de la salud han servido desde entonces en 164 países de América Latina y el Caribe, África, Oriente Medio y Asia.
En estos momentos, unos 30.000 colaboran en 60 países y, además, para luchar contra la pandemia de coronavirus la isla en las últimas semanas ha enviado a 1.500 médicos y enfermeras a 22 países, incluidos Italia, Andorra y tres territorios franceses de ultramar – Martinica, Guadalupe y Guyana-.
La solidaridad, su sólido sistema de salud y la alta formación y preparación profesional de sus gentes, son activos con los que cuenta Cuba de cara al futuro y con los que, desde ya, se empieza a proyectar la vuelta a la normalidad. En los hoteles e instalaciones turísticas, ahora cerradas, se preparan ya los nuevos protocolos que regirán en el sector, en los que una de las claves será la percepción de seguridad.
Saber que la salud está en manos de buenos profesionales y que hay una formidable base para hacer frente a los retos del futuro, es un bien importante. Igual que son garantía las excepcionales condiciones naturales de Cuba, con cientos de cayos y miles de kilómetros de playas prácticamente vírgenes que dan privacidad y aseguran poder tomar el sol y el baño sin peligro de aglomeraciones, incluso en los balnearios más famosos y valorados, como Varadero o Cayo Santa María. Si a ello se suma el buen carácter, el ritmo endiablado de la música, el sentido del humor ante la adversidad, el verde esmeralda de las aguas, la mezcla perfecta del ron y la lima en mojitos y daiquirís y el entrenamiento probado en el enfrentamiento de las situaciones más complejas, resulta que, en el Caribe, Cuba es un privilegio.