Por: Ariel Causa
El verano se ancla al borde de lo irreal y mágico. La atmósfera, dilatada por las temperaturas, se niega a devolvernos una imagen fidedigna de lo cotidiano. Todo puede pasar y la incredulidad queda abolida.
Si nos dejamos la tarde y los pies sobre el pavimento tostado de la ciudad vieja, y apagamos la piel bajo el chorro de la ducha, caeremos presa de esa hambre del corazón que pide aventura.
La noche comienza. Flota ese vapor sobre los poros, la camisa se pega levemente a la espalda y tras la cena te asomas a la puerta y ya no puedes detener a tus pies que escapan del cuarto refrigerado, la seguridad y la promesa del más aburrido sueño. Necesitas un trago.
Para estas veladas recomendamos 3 clásicos de la coctelería cubana, frescos, cargados, bocanada de hielo sobre el paladar, golpe de fuego bajando por las venas. Como ese instante liberador en el que cruzaste el umbral a la caza de aventura.
Primero: el Havana Special. La calidad de los ingredientes condiciona la experiencia, así que, si vamos a aconsejar, recomendamos para este trago un ron añejo como el de Cubay, el Habana Club Añejo Especial o el Santiago Añejo.
Parte del placer de beber un coctel yace en ser testigo de su preparación. Hay una suerte de complicidad entre el cantinero y el cliente que espera con anticipación el clímax de ese performance de prestidigitador. Esos breves instantes en los que el universo se reduce a ser testigos de la combinación de ingredientes solo pueden ser superados por el placer de mezclarlos uno mismo.
En un vaso de la coctelera echamos 45 ml de ron, 45 ml de jugo de piña y 5 ml de licor de marrasquino. Añadimos 180 g hielo y batimos por 30 s. Colamos y vertemos en copa de Martini, adornamos el conjunto con un trozo de piña.
Segundo: el Cuba Libre. Hacer uno es fácil. Hacerlo bien…
Otra vez usamos ron añejo y la recomendación es la misma. El vaso largo debe estar frío y en él colocamos 3 trozos de hielo. Vertemos 50 ml de ron y una cucharada de zumo de limón, la cantidad de este es importante pues establece un contraste. Completamos el vaso con cola.
Me permito otra sugerencia: esta noche somos aventureros. No usemos cola light, vamos a por las variantes locales con su toque de canela al final y su sobredosis de azúcar.
Tercero: el Mojito. Mezclamos un par de cucharadas de azúcar y zumo de limón. Añadimos y maceramos una rama de hierbabuena. Vertemos 50 ml de ron blanco, recomendamos el Habana Club 3 años, el Silver Dry Mulata y el Legendario Dorado. Hielo y agua carbonatada completan el trago.
Esta noche cabalgamos, compañero. En el Bar Siboney del Tryp Habana Libre hacen un mojito clásico de leyenda. Justo en frente, traspasando las puertas de la ciudad y la aventura, hay otro bar, Waoo! ofreciendo una variante más atrevida. Justo lo que necesitamos. Sígueme.