Por: Harold Iglesias Manresa
El golf sin dudas es una disciplina atractiva. A mí, que en lo personal siempre me ha gustado lucir como un “dandy” y me mofo de cultivar y apreciar el glamour en toda su dimensión, me atrapa.
Es cierto, desde su origen en el siglo XV, por allá por Escocia, lo han tildado de disciplina elitista.
De cierta forma lo es, pues pese a haber sido incluido en el programa de Juegos Olímpicos en las ediciones de 1900, 1904, 2016 y 2020, su práctica se atribuye a personas con cierto nivel elevado de ingresos económicos, e incluso, así se contempla dentro de algunos paquetes turísticos.
Si me preguntaran, salvo dos visitas esporádicas al Habana Golf Club (con nueve hoyos y distante de poseer estándares internacionales), mi contacto más cercano con la sui géneris disciplina de precisión recala en lo sensorial, en la adrenalina destilada cuando degusté The Greatest Game Ever Played, esa película donde se cuenta la historia del joven y pobre caddie Francis Ouimet, quien quebrara la hegemonía británica en el US Open de 1913.
Entonces recalamos en Cuba, no sin antes hacer una escala obligatoria en algunos datos de interés: hacia finales de febrero del presente año, cuando se celebró el Havana Cigars Cup Varadero en el campo del emblemático balneario cubano, conocimos que en el mundo hay cerca de 61 millones de golfistas, con Estados Unidos (casi 27 millones) a la vanguardia, y Canadá (seis millones) con el mayor índice de jugadores por habitantes.
Cuba , no cuenta con una cantera sólida de golfistas, especialmente por la solidez económica que constituye casi un requisito para sus practicantes.
De cualquier manera nuestra isla, con la luz larga puesta, como suele decirse, y con la cadena hotelera Meliá Cuba a la vanguardia ha desarrollado en Varadero un nicho sui géneris para los amantes de la popular disciplina, sin importar el hecho de que posean experiencia o sean meros principiantes.
Dicha compañía posee un canal comunicativo exclusivo y ha desarrollado alrededor de cinco instalaciones hoteleras un paquete turístico especializado de singular atractivo, que ahora cobrará de seguro mayor auge, ante el inminente aumento de afluencia de turismo estadounidense a nuestro archipiélago.
Hablamos del Meliá Varadero, Meliá Las Américas, Meliá Marina Varadero, Paradisus Princesa del Mar y Paradisus Varadero.
De hecho, cuando usted deguste estas líneas, y si el objetivo de cautivarlo finalmente se logra, e intenta conectar un potente y certero swing palo en mano, demandar los servicios de su impecable caddie, se estarán corriendo las cortinas del torneo Meliá Las Américas, una posibilidad no solo de competir, en el Club de Golf de Varadero, sino también de disfrute, intercambio cultural, poner a prueba servicios de calidad, apuesta por la relajación en sol y playa tras la tensión que impone zurcar airoso los 18 hoyos…
De eso se trata. De andar de la mano de Meliá, de asumir la postura idónea, desafiar los rayos solares y lanzarle una estocada plateada brillante a la pelota, en quizás el swing no más perfecto, pero sí el más placentero.
De cualquier manera, el golf aún puede considerarse una actividad cuasi virgen, especialmente por la infraestructura casi nula que se posee en nuestro país. De ahí que aún cuando en su cartera cuente con programas tentadores todavía no ofrece peligro en calidad de competidor para otros destinos turísticos como República Dominicana (más de 32 campos), y el área de Cancún (16).
Las acciones no se han hecho esperar, pues se perfila un gran proyecto para la construcción de alrededor de 16 nuevos campos que permitirán potenciar el golf a lo largo de toda nuestra geografía. Cinco empresas de China, Canadá, Reino Unido y España estarán involucradas en tamaña cruzada. A propósito, el primero estará enclavado en las proximidades de Varadero, y su nombre será The Carbonera Golf & Country Club.”
Cae el telón, en voz de Reynaldo León Díaz, especialista de golf en el hotel Meliá Las Américas, quien expresara al periodista Luis Ángel Rondón:
“ Tenemos cinco hoteles que son ideales para vacaciones de golf, que indistintamente incluyen en sus paquetes la posibilidad de jugar de manera limitada o ilimitada rondas de 18 hoyos. En el invierno invitamos a profesionales canadienses que ofrecen clases a los clientes alojados y juegan con ellos, y durante el año hacemos semanalmente el Day on the green, donde los huéspedes desarrollan varias habilidades y los ganadores son premiados durante un almuerzo en un área exterior del hotel”…